A la artista cubana, el
piano le encanta, pero mientras estudiaba en el conservatorio, descubrió algo
que le gustaba más que el piano: dirigir coros.
Vilagarcía de Arousa, 24 de enero de 2014
Fotografía de Marthazul, noviembre, 2013 en Vilagarcía |
Cantante
de profesión, su voz se ha escuchado por toda la geografía gallega,
emocionando al público variopinto. Pianista cubana enamorada de los
paisajes y ríos de allá donde visita. Con una poderosa vocación de
profesora, Yude Aguilera Vincench (Holguín, Cuba, 1979) nos cuenta
de todo lo que le emociona, de su gran trayectoria en su país natal,
y ahora aquí en su país adoptivo.
P.-
Cuéntanos las primeras sensaciones que te vengan a la mente de
Holguín, el lugar donde naciste.
R.- Fue
donde nací y fue donde me crié, yo estuve entre Holguín y la
Habana, porque mi familia por parte de madre es de la Habana y por
parte de padre es de Holguín, ahí comencé mis primeros estudios de
música.
P.-
¿Qué tal fue la experiencia de crecer junto a una profesora de
ballet como tu madre Dulce Vincench, y un doctor en filosofía como
tu padre, Luis Aguilera?
R.- Cuando
tenía cuatro años mis padres se divorciaron, es decir, no estuve
nunca con los dos al mismo tiempo. Siempre se llevaron muy bien, son
muy buenos amigos ahora mismo. Viví un tiempo con mi madre, después
se fue a vivir a la Habana, entonces ella para que no saliera de la
escuela de música de Holguín, me llevó con mis abuelos paternos
Irma y Octavio, que fueron los que me criaron, me crié con una
estabilidad.
P.-
¿Y a qué se dedicaban tus abuelos?
R.- Eran
maestros, mi abuelo era profesor de matemáticas, mi abuela era
profesora de inglés.
P.-
Leí que desde pequeña, me parece que desde los 7 años, tocas el
piano. Cómo fue qué te decidiste por ese instrumento. Y más tarde
cómo llegaste a estudiar para directora de coros.
R.- Lo
que tengo muy claro es que me gustaba mucho nadar, entonces mi madre
antes de que entrara a la escuela de música, me metió en una
escuela de deporte, estuve año y medio haciendo nado sincronizado,
era feliz. Pero después mi madre, no recuerdo que fue lo que pasó,
se robaron el bikini o algo así, la escuela era un desastre, y
decidió sacarme, sin preguntarme nada. Para mi madre era la música,
música, porque ella era bailarina clásica, estaba en el Ballet
Nacional de Cuba. Mi familia por parte de madre es de músicos, mi
abuelo es saxofonista, director de muchas bandas en Cuba, buenísimo.
Mis dos tíos, uno es trompetista y el otro es percusionista,
batería, los dos están aquí trabajando en orquestas.
Mi
familia, por parte de padre, todos son profesores, mi papá es doctor
en ciencias filosóficas marxistas leninistas. Después al irse a la
Unión Soviética, se hizo doctor en epistemología de la educación.
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A los siete años mientras estudiaba la primaria comencé mi primer año de piano básico, cuando empecé la secundaria a los doce o trece años, entré a dirección coral y entonces hacía las dos carreras al mismo tiempo. Después hice el examen para el nivel medio y entonces ya es cuando me gradúo, fueron catorce años de mi vida estudiando música.
La
gente piensa que ser músico es muy fácil. Yo me encontré con un
chico que me preguntó:
- ¿Y en qué trabajas?
- Soy cantante
- ¿Pero en qué trabajas? - respondió.
- Trabajo en una orquesta
- ¿Sí, pero a ti te pagan?- añadió
- Sí es mi trabajo.
Hago muchísimas horas, no duermo de noche. El músico debe de estudiar mucho, mucho y el instrumentista más. Porque te quedas una semana sin estudiar y ya no es lo mismo.
- ¿Y en qué trabajas?
- Soy cantante
- ¿Pero en qué trabajas? - respondió.
- Trabajo en una orquesta
- ¿Sí, pero a ti te pagan?- añadió
- Sí es mi trabajo.
Hago muchísimas horas, no duermo de noche. El músico debe de estudiar mucho, mucho y el instrumentista más. Porque te quedas una semana sin estudiar y ya no es lo mismo.
P.- ¿Alguno de tus pianos han tenido nombre?
R.- El
piano lo dejé en Cuba, tengo un teclado pequeño. Pero no, no tiene
nombre. El piano es muy difícil, porque no puedes ir con él encima.
Mi papá me decía: "Me hubiera gustado que hubieras estudiado algún
instrumento con el que tuvieras que cargar, porque sales tu sola por
ahí y quién sabe que estudias piano, tienes que hacerte una
camiseta que diga “toco el piano” o mirarte las manos el que
sepa, todo el tiempo con las uñas de las manos cortaditas...". Mira, he
querido toda la vida tener las uñas largas.
Te
pierdes muchos juegos de niñez porque tú tienes que estudiar todo
el tiempo. Tenía que jugar sola en mi casa con las muñecas, porque
a la hora que todos los niños salían a jugar, yo estaba estudiando
piano. Una vez nada más, me escapé de la casa, me puse a correr con
mis amiguitos, a jugar a escondidas, me caí y me hice un esguince en
la mano izquierda. Mi profesora por poco me ahorca, fueron quince
días parada. Después mes y medio de fisioterapia, dedo por dedo a
tocar todas las teclas del piano.
P.-¿Aquel
piano sigue en casa de tus abuelos?
R.- Sí,
lo utiliza mi hermana, es profesora de piano, recién graduada.
El
piano me encanta, es el instrumento fundamental de todos los
instrumentos, es el más completo armónicamente, y después vi algo
que me gustaba más que el piano: dirigir coros, me encantan las
voces.
P.-
Eres muy joven pero ya tienes una amplia trayectoria en Cuba que
abarca teatro, radio, zarzuela, ópera, música popular, coral y la
docencia. Puedes hablarnos sobre ello.
R.- Una
vez que me gradué empecé a hacer teatro musical durante tres años,
también hice ópera, zarzuelas, muchas zarzuelas, eso sí, fue un
mundo genial, yo creo que fue cuando mejor me sentí, más completa.
En esa época llegaron unos americanos a Cuba (era la primera vez que
llegaban unos americanos en plan cultural), para hacer “el Jorobado
de Notre Dame” en teatro, entonces hicieron casting por toda la
Isla. La obra completa iba ser en inglés, traían un traductor.
Escogieron
a ocho cantantes de todo el país, nos hospedaron en un hotel ahí
en la Habana. Fueron tres meses de ensayos
diarios, clases de inglés, baile, teatro, canto, preparando cada
tema, fue una obra preciosa. Se hicieron tres presentaciones, una de
ellas a teatro cerrado con gente de Broadway. Me pasó algo gracioso,
el día anterior ensayando, me partí la cabeza, con los tubos donde
se ponen las telas detrás del escenario. Aún tengo la marca aquí
arriba. Me dijeron mañana no te presentas, les dije que no, después de
tres meses ensayando. Me puse una venda en la cabeza y así me
presenté.
Al
mismo tiempo nos invitaron al coro de Holguín a hacer la novena
sinfonía de Beethoven en alemán, con la sinfónica nacional de
Cuba, eran 180 voces. Estuvimos dos meses ensayando. Es decir, estaba
yo saliendo de un teatro para ir al otro. Me sentí muy bien, me
sentí super realizada.
Al
final el gobierno no nos dejó salir de Cuba para hacer “el
Jorobado de Notre Dame” en Broadway donde se tenía pensado, sólo
hicimos las presentaciones de Cuba.
Esa
fue la mejor época de mi vida.
P.-
¿Por qué o cómo fue que decidiste venir a España, en concreto a
Galicia?
R.- Ya
fue un poco más personal. Les hice una carta a uno de mis tíos, que
ya los dos vivían aquí hacía catorce años, para pedirle que me
consiguiera un contrato de trabajo, porque tenía 28 años, y era una
edad donde yo puedo tirar pa´ lante, y me consiguieron un contrato
de trabajo en una orquesta.
Cuba
tiene cosas muy buenas y cosas muy malas. Te dan una educación muy
buena, hay profesores magníficos, pero después ¿qué haces con
todos esos conocimientos? No puedes desarrollarte. Lo mínimo como es
tener un portátil en casa, no lo puedes tener, no puedes acceder a
internet...
Tiene
muchas cosas buenas: la medicina, la educación; tienes muchas cosas
gratis: no pagas facturas de luz, agua; pero nada es tuyo, no tienes
coche, casa, todo es del gobierno. Esa parte es mala. Yo quería
tener cosas mías, poder comprarme un coche, conducir un día, tener
mi pisito, trabajar, trabajar mucho para tener mis cosas y que mi
familia también esté bien en Cuba.
Mi
tío me trajo con un contrato de trabajo para una orquesta donde él
estaba trabajando. Ya vine directamente a cantar a una orquesta,
“Estelares” se llamaba. Una orquesta que me enseñó mucho. A
pasar mucho trabajo, trabajamos en lugares horribles y eso me hizo
fuertísima, he tenido que ir a Soria con menos 16ºC.
A
los dos años de estar ahí, me llamó “Salsa Rosa”.
P.-
Personalmente me sorprende mucho el fenómeno de las orquestas
en esta zona del país, pero me sorprende mucho más una Orquesta
llamada “Salsa Rosa” donde tengo entendido que son la mayoría
chicas. ¿Qué tal fue la experiencia?
R.- La
gente piensa que es por la salsa rosa de comida, pero no, es por la
salsa de la música y el rosa porque son chicas, bueno hay dos chicos
el batería y el trompeta. Ahí estuve tres años. Ahora
me llamaron de otra orquesta, “Israel”. Es más de espectáculo,
luces, volando por arriba.
P.-
¿En qué consiste tu proyecto Emotions?
R.- Todo
comienza porque escuché a una cantante cubana, que es nueva, se
llama Ivette Cepeda, con el tema: “Tu eres la música que tengo que
cantar”. Me encantó escucharlo por ella, lloré muchísimo. Soy de
las persona que cuando escucho algo que está muy bien hecho, que me
atrae, lloro, me pasa igual que cuando veo que alguien baila muy bien
o cuando veo algo muy lindo, sí, me emociono.
Así que dije “esta canción la debo de cantar”. Es muy difícil el
tema, entonces llamé a mi amigo Rey, el bajista de mi grupo. Le dije
que quería tocar este tema, pero para tocar este hay que tocar más.
Llamamos a mi primo que es batería, llamamos a Leo que es
guitarrista brasileño, e hicimos un cuarteto. Ya de ahí busqué
temas que siempre canté en Cuba, hay algunas que les metí un rollo
más bossanova, otro más en funk, fui variando de géneros. Llevamos dos años con el proyecto.
Fotografía de Marthazul, noviembre, 2013 en Vilagarcía |
Me
fui a una discoteca de Pontevedra, y le dije: "Te voy a hacer un
concierto gratis aquí, pero al día siguiente voy a traer a un amigo
para que toque al día siguiente y todo lo que cobremos de entrada se
le da a él". Aceptaron, así que di mi primer concierto, fue el
inicio y el segundo concierto ya con Julio. Le encantó todo esto, le
encantó como hice sus temas, y nos invitamos mutuamente a cantar.
P.-
¿Y ya tienes algo grabado, están pensando en disco?
R.- Me
encantaría, sí. Estamos grabando temas, para presentarlo a alguna
discográfica.
P.-
Algo que me llama la atención es la cantidad de cubanos que hay en
Galicia ¿Esto se debe a que aquí hay orquestas?
R.- Claro
¿en qué país del mundo vives de la música? Trabajar de lleno en
la música aquí mismo en España, es en Galicia nada más. Imagínate
ir a un sitio donde puedas trabajar de eso que estudiaste tantos años
de tu vida.
P.-
¿Cómo es la relación entre el colectivo cubano que vive aquí?
R.- Nos
llevamos muy bien todos, nos conocemos todos porque hemos coincidido
en las mismas escuelas en Cuba, hemos tenido los mismos profesores.
Un ejemplo, los metales de la orquesta Israel, todos estudiaron en mi
aula, ¡increíble!, eran mis compañeros de escuela.
P.-
¿Te gusta Galicia?
R.- Me
encanta Galicia, me parece que es muy sana, desde el punto de vista
de la vida como tal. En alimentación, en paisajes, en aire, en todo.
Nosotros nos quejamos porque llueve todo el tiempo, pero gracias a
eso está todo lo demás.
P.-
¿Qué te ha aportado Galicia?
R.- Me
ha aportado muchísimo, yo he cambiado muchísimo aquí, mi forma de
vida ha dado un vuelco total. Me he hecho un ritmo de vida bastante
sano, me alimento mucho mejor, me encanta caminar, me encantan los
paisajes, mirarlos. Me apasiona ir a los ríos. Yo trabajo mucho la
energía, los chacras, estar aquí en Galicia es increíble como
desarrollas ese tipo de cosas. Y culturalmente me ha aportado
muchísimo, porque canto todo, puedo cantar una mexicana y después
un merengue. Es una ensalada de géneros.
Yo
salí de la escuela cantando lírico y tocando música clásica, yo
choqué con la calle, fue un choque muy grande. Llegué aquí
cantando lírico. Llegué cantando los “Ojitos negros” (en
lírico), la gente me decía: "Tía, cómo cantas así esos Ojos
negros, venga caña y raja la voz". La pasé fatal. Por eso te digo
que técnicamente y culturalmente me ha aportado muchísimo.
P.-
¿Cuál es tu género musical favorito?
R.- A
mí la caña me encanta, soy rockera de nacimiento. Escuchaba Queen,
Los Beatles con mis amigos que eran artistas plásticos.
P.-
Llegaste aquí en el momento álgido de la economía española, en el
2008, justo en el zenit, donde todo cambió ¿Escuchabas eso en
Cuba? ¿Qué pensabas?
R.- Sí,
se escuchaba pero yo no le hacía mucho caso a esa historia, yo tenía
en mi cabeza solamente trabajar y hacer cosas que quería, como
cantar y lograr poder hacer un disco con temas que me gustan. Todavía
no escribo temas propios, no me he metido en eso, pero ya lo haré,
más adelante.
P.-
¿Qué planes de futuro tienes?
R.- Grabar
un disco, seguir en las orquestas, y si me canso, pues volver a dar
clases de piano.
Me
encantan los niños, me encanta dar clases. Y eso lo saqué de mi
papá. Yo di clases en Pontevedra, pero antes daba clases en Cuba.
Tuve un alumno que lo tenían en una escuela especial de música,
porque pensaban que tenía un retraso mental. Al niño le encantaba
el piano, lo primero que escribió fueron las notas musicales. Lo
puse a escribir música, y le di clases de piano, tenía muchas
aptitudes para la música, descubrí que solo tenía retraso en el
aprendizaje. Me senté con la mamá y la directora de la escuela
especial, y les dije que el niño funcionaba muy bien, era muy
inteligente; comenzaron a valorarlo, la psicóloga acompañó al niño
a mis clases de piano, para que vieran como se comportaba conmigo. La
diferencia era abismal. Él participó en el primer concierto que
dieron mis niños. Al final lo cambiaron de escuela.
Yo
fui a Cuba en noviembre del 2012, mis niños y alumnos mayores me
esperaban ahí en Holguín donde estuve una semana porque solo pude
ir 21 días, en ese entonces era lo que se nos permitía…
Entrevista por: Augusto Metztli
Edición de: Deborah Castro
Las fotos son de: Marthazul
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